septiembre 11, 2006

La historia detrás del libro

Siempre me han llamado la atención las pequeñas cosas invisibles e inexplicables, aquellas que ocurren sin que haya ciencia que pueda justificarlas pero que, sin duda, existen. Una de ellas es la química que existe entre las personas, la empatía que las mantiene unidas más allá de interés alguno.

El tiempo, las distancias, las dificultades y diferencias no tienen relevancia. Como cuando se conoce a alguien que parece haber estado toda la vida. Cuando se cae en la cuenta de haber compartido una charla o un chateo con un perfecto extraño durante seis horas. O quizás haber caminado kilómetros conversando amenamente como si nada. Apenas haberse conocido, ambas personas perciben una familiaridad lejana, insondable, como si realmente ya se conocieran y, a medida que pasa el tiempo, pequeñas casualidades y divertidas coincidencias parecen sugerir que "algo" ha conspirado para hacer posible esa especie de reencuentro.

A esta química yo la llamo magia porque es algo más que química. Química = atracción. Magia es todo lo que va más allá de la atracción. De algún modo esta magia se produce entre quienes están aparentemente destinados a encontrarse o que, instintivamente, se buscan. Por qué o para qué, no lo sé bien. Aprender, conocer, comprender, compartir, me hace pensar en llegar al fondo de uno mismo a través de otro.

Dicen que los amigos son hermanos por elección, que junto a ellos uno logra desarrollarse en su esencia. Quizás porque tienen la misma búsqueda en la vida. Quizás por que de alguna manera son como integrantes de una familia perdida... quizás. Lo cierto es que la magia hace de lo más simple algo maravilloso y que no se produce individualmente sino cuando aparece alguien especial.

No hay comentarios: