Entrevista publicada en la revista Novedades

Siendo artista plástica ¿cómo y por qué comenzaste a escribir?
Empecé a escribir antes de meterme en las artes plásticas, desde que estoy en el colegio escribo y en aquella época escribir era mi desfogue. Cada vez que tenía lios cogía una hoja de papel y me ponía a escribir freneticamente (y con lapicero rojo!). Recuerdo que hacía unos poemas terribles, desgarradores… ni para darles una hojeada, qué papelón. Asi que escribir me ayudaba a liberarme, también a entenderme y poco a poco escribir se fue convirtiendo en un placer para mí.

¿Qué autores han influido en tu trabajo como escritora?
No tengo influencias claras, los libros que he leído no tienen nada que ver con lo que yo escribo. Es más nunca pensé que mis textos pudieran llegar a algún lado porque no veía que se parecieran a nada, y ni siquiera es que sean de lo más originales sino al contrario, lo que escribo es lo más simple del mundo.

En tu trabajo como artista utilizas textos. ¿Cuál es la relación entre tu trabajo como artista y tu obra como narradora?
Ambas cosas vienen a ser lo mismo y tienen el mismo resultado. Lo mío es contar historias de amor, de viajes, de la casa, historias que todo el mundo ha vivido en distintos escenarios. No importa si dibujo o escribo la intensión es mostrar, a mi modo, lo que imagino que hay más allá de esas historias. En mi trabajo plástico ha llegado un momento en que el texto me pide ser parte de la imagen. Ahora con el caligrama, he encontrado mi técnica perfecta pues en ella puedo jugar con ambas cosas.

¿Qué otros proyectos tienes tanto en la literatura como en las artes plásticas?Ufff… pues me encantaría publicar un libro de historias cortas que tengo por ahí, ilustrar otros libros, esos de tapa dura que son tan bonitos y por el momento seguir escribiendo en mis cuadros.